MATRIMONIO ENTRE
PERSONAS DEL MISMO SEXO Y SECULARIZACION.
La regulación del matrimonio homosexual significa un
paso más en la secularización del matrimonio, aun qué sea cierto que las demandas
de los grupos homosexuales no tenían como objetivo directo la secularización,
si no el reconocimiento jurídico de su derecho al libre desarrollo de su
personalidad.

Matrimonio y religión.
L a relación entre estas dos pueden analizarse desde el punto de vista interno y
externo. El aspecto interno se refiere a los debates que pueden darse al
interior de las propias comunidades religiosas, sobre cuál es la aproximación
más adecuada a la situación de las parejas homosexuales desde la propia
tradición, en el caso de estas comunidades religiosas que existen opiniones divergentes,
aparece la cuestión de si es posible imponer algún tipo de sanción a quienes no
comparten sus creencias, o que no se ajustan a la posición dominante dentro de
la misma comunidad. En este sentido, los debates sobre la reforma del régimen
matrimonial estatal resultan externos a las comunidades religiosas, ya que no
exigen un cambio en la concepción teológica o espiritual que la comunidad
religiosa pueda tener al respecto. Una reforma al régimen estatal sobre la
familia de ninguna manera exige a las comunidades religiosas que modifiquen su
propia concepción al respecto ni las obliga a celebrar uniones que no encajan
dentro de los requisitos que ellas han definido.
El posicionamiento de las organizaciones religiosas
frente al cambio del régimen legal del matrimonio en su ampliación a las
parejas homosexuales, o incluso al reconocimiento de otros regímenes jurídicos
equiparables (parejas de hecho o uniones civiles) es
cuanto están abiertos a las uniones
homosexuales ha ido desde el rechazo frontal, hasta en algunos casos su
aceptación abierta. Pero en mayo a menor medida la mayoría de ellas se ha
opuesto a la mutación del régimen legal, y ha desplegado, tanto en el ámbito
interno como en el internacional, su capacidad de expresión y de presión para evitar
los cambios.
La iglesia católica.
La iglesia católica se ha manifestado en torno a este
tema a través de su catecismo y de otros documentos, rechazando de plano la
posibilidad de un régimen jurídico de protección para las parejas
homosexuales. Esta posición se despliega
en el contexto de su conocida afirmación de que solo la familia basada en una
unión matrimonial heterosexual es signa de protección.
Por esta misma razón, la hostilidad de la doctrina
católica no está limitada a las uniones
homosexuales, si no a cualquier unión, no basada en el matrimonio.
Los documentos en los que la iglesia católica expresa
su posición se dirige a los católicos en general, y a los políticos católicos
en particular. Estos últimos tendrían el deber de expresarse clara y
públicamente en contra de tales regulaciones. Pero los documentos también están
dirigidos a los no católicos, ya que pretenden basarse en argumentos racionales
que podrían ser compartidos por todos. Por otra parte si bien se reconoce que
solo la autoridad legítima tiene potestad para establecer las normas regulatorias
de la vida social, se hace hincapié en que todos pueden y deben colaborar con
la exposición de ideas para que esas
normas responsan a los principios de justicia, lo que legitima la toma de
posición por parte de la iglesia.

Las iglesias protestantes.
La diversidad de posiciones entre las comunidades
protestantes, por el contra posición a la unidad católica, es una consecuencia
del pluralismo y de la descentralización del protestantismo. Esta diversidad se
expresa tanto en el plano interno como en el plano externo. La posición pública
de las iglesias protestantes, en aquellos países en los que se discutió la
adopción de un estatuto legal de pareja de hecho , unión civil o matrimonio
entre personas del mismo sexo, es muestra de su diversidad teológica y
política.

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